La búsqueda de un alcalde
Después de este último periodo alcaldicio, la situación esta complicada para el cantón Jipijapa. Los procesos de remoción del alcalde, la toma del poder político por los concejales, la falta de personalidad del alcalde, la falta de obra pública, la pérdida de la institucionalidad municipal ahora, y antes sin ningún direccionamiento y planificación municipal, sola a base de la corazonada y populismo burdo, ha tornado un escenario difícil. Esto ha implicado que la ciudadanía no tenga confianza y no crea en quienes se denominan dirigentes o lideres político, lo que torna complicado la toma de decisiones de esta sociedad engañada.
Los jipijapenses están a pocos días de elegir al nuevo alcalde y observamos que hay candidatos por doquier, ellos apoyándose en la participación ciudadana y la constitución.
Pero hay de todo en esta viña del señor, algunos sin la más mínima vergüenza.
Hoy un ciudadano que ambiciona ocupar la Alcaldía, puede ocultar tan cínicamente su posición y su manejo personal indebido, frente a quienes serían sus mandantes.
Algunos tratan con pretextos y relatos inoportunos sobre otros temas, alejarse de sus realidades y de sus errores, para evitar hablar o debatir sobre los problemas en el que han estado inmiscuidos y que tratan de ignorar.
Cómo puede un ciudadano que se candidatiza hablar de moral, de reconocimiento de los derechos de los trabajadores, de confianza para atraer inversiones, si ha sido un mal negociador, que ha falsificado firmas que ha quedado mal, y que no garantiza seguridad para el manejo de los recursos para la obra pública.
Candidatos que lucen un título académico, pero que su capacidad para administrar es mala, y otros que no lo tienen, es nula.
Como puede ese candidato engañar a la población, si en detalles como haber registrado un título, le miente a la población.
Como puede haber credibilidad para un candidato, si toda su vida la ha pasado de juicio en juicio, en los tribunales de justicia.
Pero está claro que con la apertura, se acentúa la demagogia y la audacia, además que la ciudadanía no piensa ni reflexiona, que se olvida, que sufre de amnesia colectiva.
Además que para una sociedad que sufre estos problemas, más bien defiende y se niega aceptar que sus candidatos hayan tenido una vida tan desordenada y en el colmo del cinismo, piden pruebas, como que el ladrón tenga entre su accionar, dejar la evidencia. Es más en algunos casos dichos cuestionamientos, se están ventilando en los juzgados de la república.
Tanto es la desfachatez, que dicen que es calumnia e infamia y que mejor vale concentrarnos en los problemas del cantón.
Ese es el esfuerzo de los candidatos, para no tener que definir una posición frente a la corrupción. Dicho de otra manera, es una expresión de irresponsabilidad política.
Además es uno de los temas más relevantes y significativos del cantón por los hechos acontecidos, en la que los electores merecen conocer qué pretextos tiene y cómo piensan los candidatos.
Es que para algunos, barajarse no es un asunto de habilidad o astucia política: es de arrogancia moral, capacidad para ocultar convicciones y principios y ceguera política y moral. Una ceguera que les ha arrebatado cualquier credencial moral y de decencia pública.
Entonces nos queda buscar entre todos los candidatos, quien tenga capacidad para enfrentar el cumulo de problemas que se han generado desde hace 20 años, que tenga experiencia para el manejo del aparato público, no que nos venga a decir que recién va a aprender, porque Jipijapa está a punto de ahogarse.
Que no es hora de las improvisaciones ni de la venta de ilusiones hechas por los demagogos sino de la seriedad con que se asuman los desafíos que tiene nuestra sociedad jipijapense que se niega a sucumbir.